Tu corazón de motero ha de ser libre
como el potro indomable que rueda optimista
las carreteras sinuosas de tu pensamiento...
La distancia que hoy cruje y se agiganta
como hiedra de hielo en tu refugio austral
y asfixia las paredes de tus templos internos,
mañana cubrirás metro a metro.
No más poemas grises, ni renuncias,
ni tristeza o temor que robustezcan
las enjutas mejillas de la muerte
que una vez invocaste atormentado.
No más espejos del pasado que ahoguen
la corruptible fragilidad del espíritu
inmerso en las aguas de la soledad.
¡Tú eres un luchador, hermano mío!
y todo el que batalla como tú,
tiene ya el privilegio de la Felicidad.
¡Ah… el vino embriagante del rodar!
¡Ah… el pan amasado con sudor!
No importa cuánto tarde en llegar,
aquella moto a la que una vez renunciaste,
sino reconocerla, darle la bienvenida,
mimarla, cautivarla, o acaso seducirla.
La montarás, y sentirás entre las piernas
el ronroneo de su motor indomable.
Filigranas de fe, y volver de la arcilla
reseca que ayer fuiste,
a ser la greda mansa
del hombre que hoy a vuelto
como un niño
con zapatos nuevos.
Mañana cantará tu silencio a dos voces
y lo que ayer fue sólo dolor e incertidumbre,
será el fruto exquisito de la perseverancia...
¡Vuelve a soñar, motero!
Silice (junio 2012)
2012-06-17 19:35:50 +0200 ·
2012-06-17 22:24:52 +0200 ·
2012-06-18 07:29:30 +0200 ·
Debes entrar o registrarte para poder comentar.