Después de un desayuno pantagruélico en La Panadella, hemos afrontado la ruta con la tripa llena de calorías para contrarestar el frío.
Hemos tenido niebla todo el rato. A ratos más, a ratos menos. Pero niebla.
Sólo molesta durante un rato -al principio- ya que era de esa que te llena de gotitas la pantalla. En català, "ploranera" (llorona).
La niebla te descubre el paisaje de otra manera, sin sombras ni brillos. Te hace verlo todo de otra forma. Para una vez, no está mal.
A pesar de las últimas lluvias hemos encontrado muy poco barro. Los caminos elegidos, ya sea por el tipo de terreno, ya sea por la grava añadida, tenían poquísimo barro.
El ritmo marcado por
bebel1, que ha sido en todo momento muy precavido, ha propiciado que no hayamos tenido ningún percance, aunque sí algún susto.
Muy al final, el terreno ha cambiado y se ha vuelto pesado y resbaladizo. Un peligro para máquinas y pilotos. Así que después de varios "slalom" involuntarios, hemos decidido abortar la ruta.
Como se suele decir, una retirada a tiempo es una victoria.
Rubenkle ha tirado para casa y el resto hemos contado mentiras un rato en Jorba.
Y de ahí, cada mochuelo a su olivo.
Nos vemos en la próxima!
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